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Alejandro De la Garza

20/04/2024 - 12:03 am

La “cámara húngara” del proceso electoral

“¿El país pluriétnico, multicultural, con diversas grupos y clases sociales podrá coexistir unido?”

Una funcionaria de casilla carga boletas electorales en Chilpancingo, Guerrero, en los comicios de junio de 2021.
“No es que el alacrán se asuste de tanta maledicencia y tanta mentada de madre en el país de la maledicencia y las mentadas de madre, pero lo realmente preocupante es que la violencia física, el asesinato de candidatos en diferentes estados del país ya se ha hecho presente”. Foto: Dassaev Téllez, Cuartoscuro

El sino del escorpión, por lo pronto, no levanta la cabeza ante el intenso fuego cruzado sucediéndose en la arena político-electoral, periodística y judicial. Pocas veces recuerda el alacrán una batalla tan intensa y llena de mañas en el proceso de elecciones a la titularidad del Ejecutivo, y eso que, como periodista, atestiguó en barrera de primera fila los zafarranchos electorales del 2006 y el prolongado zipizape de la campaña del 2018. Pero lo que esta ocurriendo ahora es una auténtica cámara húngara donde nadie (o casi nadie) está a salvo de salir embarrado, perjudicado o demandado legalmente por andar aduciendo su verdad, aunque sea en redes sociales.

Como el lector recordará, el término “cámara húngara” se popularizó en la arena deportiva y se repite con frecuencia cada vez que se arma la gresca en un partido de futbol. El comentarista deportivo Fernando Luengas fue quien popularizó la descripción, pues cuando se armaba una campal batalla futbolística se le escuchaba exclamar “¡Se armó la cámara húngara!”. En realidad, el término surge desde fines del siglo XIX ante la enjundia con que celebraba sus sesiones la Cámara Húngara de Diputados, enfrascándose en disputas que no pocas veces terminaban en gran trifulca. Justo como en el Senado Mexicano de hoy.

Pues cual Cámara Húngara se encuentran no sólo el espacio político-electoral, sino también los espacios informativos y mediáticos y, por si fuera poco, el Poder Judicial, donde los togados han perdido el estilo y se están dando hasta con el birrete para defender interese y posiciones personales, para apoyar a tal o cual proyecto o partido o, en el peor de los casos, para perjudicar a algún ministro o ministra. En las redes sociales se concentra la violencia verbal y escrita a rangos inimaginables hace algunos años. Millones de repeticiones de hashtags artificiales financiados por dinero oscuro que el INE se niega a investigar. Las fakenews y mentiras que son el pan de cada día en X y FB. O, peor aún, demandas millonarias de grupos de la prensa corporativa con quien los critique con el pétalo de un tuit.

La misoginia, el bullying, la homofobia y las bajezas inaudita de los comentarios del insulso potentado Salinas Pliego; los miles de bots y trolls atacando o defendiendo una y otra causa; el racismo y el clasismo como argumentos políticos cotidianos, y hasta la promesa fascista de “expulsar” de la ciudad a los inmigrantes instalados en paupérrimos campamentos de refugio, parecen ya situaciones normalizadas en aras de ganar feroces batallas políticas y culturales en pleno desarrollo.

No es que el alacrán se asuste de tanta maledicencia y tanta mentada de madre en el país de la maledicencia y las mentadas de madre, pero lo realmente preocupante es que la violencia física, el asesinato de candidatos en diferentes estados del país ya se ha hecho presente, nuevamente, y al final los números serán terribles. Mientras, las carpetas de investigación judicial abiertas contra algunos candidatos como arma política también aumentan con el uso político de los tribunales.

México se ha forjado a golpes desde la Colonia, durante la lucha independentista y a lo largo de un prolongado siglo XIX lleno de tribulaciones, enfrentamientos, asonadas, pérdida del territorio, gobiernos impuestos, monarcas importados. Años de dictadura porfirista acumularon un rencor social que estallaría con violencia en la Revolución de 1910. Y la formación social del país a lo largo del siglo XX también incluyó luchas memorables, enfrentamientos fratricidas y pugnas violentas por el control político y económico. En los 24 años de este nuevo siglo, por fin pudo modificarse en algo el esquema de control implantado primero por el PRI y luego por el neoliberalismo económico. El país se ha sacudido en serio, y los grupos políticos en pugna por el poder parecen jugarse su sobrevivencia en las elecciones más grandes de la historia del país, con cerca de 20 mil cargos de elección en disputa.

El alacrán vive lejos de la ciudad desde hace más de un año y se ha refugiado en la costa para ver con mayor perspectiva la vida nacional. Acá se ha encontrado las mismas disputas políticas interpartidarias, las mismas grillas y golpeteos que veía en la Ciudad de México. La única ventaja es el mar. Pero esto ha llevado al venenoso a preguntarse quién y por qué querría gobernar la Ciudad de México, monstruo de mil cabezas, tumultuoso y violento, sobrepoblado y en crisis, al pie de un volcán activo, sobre un lago, en una zona telúrica y a más de a dos mil metros de altura. ¿Tiene remedio la crisis de transporte público y movilidad? ¿Alguien evitará las disputas ante la escasez inminente de agua? ¿Tan mayúscula concentración humana, comercial, industrial y urbana tierne futuro? ¿Qué pasará con los edificios construidos malamente mediante la corrupción y el abuso del Cártel Inmobiliario? ¿Se podrán construir “Utopías” por toda la ciudad?

El escorpión ofrece una disculpa al lector por su desaliento. Acaso ha leído mucha filosofía últimamente y sigue preguntándose por el sentido de las cosas, pero le gustaría ver cómo llegaremos al día siguiente, luego de tantas ofensas, amenazas, groserías y violencias acaso irreparables. ¿El país pluriétnico, multicultural, con diversas grupos y clases sociales podrá coexistir unido? O el triunfo de tirios o troyanos significará la venganza, la revancha, el “ahora si van a ver”, “me van a pagar todas”.

De esta cámara húngara, el escorpión sinceramente desea que salgamos todos bien librados, con heridas restañables y actitudes más humanas, menos belicosas. Ese es su deseo, aunque a cinco semanas de las elecciones la guerra política y cultural se intensifica, no ceja ni da guarida.

@Aladelgarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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